viernes, 12 de octubre de 2007

Café Tacvba

Esa noche fue muy especial, mi segundo concierto de los tacubos y los labios jaguar llenos de amor y dulzura de la chica banda.


Anochecer lento con el cielo abierto, no se veía el espacio pues las nubes ocultaban las estrellas, y nosotros esperando desde mediodía el baile y el salón junto con toda la chilanga banda. Conseguimos lugares en una especie de balcón.

Y comenzó el encantamiento de la noche oscura, la zonaja se hacía sonar y nosotros le hacíamos el eo. La energía era demasiada, la emoción se desbordaba, tírate, aviéntame, déjate caer, de todo eso daban ganas.

La gente de abajo pidió agua, y Tláloc la trajo, pudimos tomar el fresco de la lluvia mágica, instantánea y liberadora. Y poco a poco llegaba la muerte chiquita del concierto. Tocaron a pesar de la lluvia, como verdaderos tlatoanis del barrio y al final los fans pudimos echarles flores, ¡muchas gracias!, la neta se rifaron.

La celebración continuó con los cuates y contigo, como un bar tacuba, viviendo recuerdos prestados. Casi 24 horas despierto hasta que ya no pude con el sueño.

Desperté. Volver a empezar otro día más, ¿qué pasará?

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