La entrada principal
Beach drive
Uno de mis árboles favoritos
Los conejos que salen por la noche
Lo que es no tener nada que hacer en la escuela sábado a las 8 de la mañana
Pues mi intercambio está llegando a su fin. Las clases ya terminaron y sólo faltan los proyectos y exámenes finales. Fueron 9 meses extraordinarios, hice amigos de muchas partes del mundo, jugué hockey en ligas y en canchas poca madres y me divertí muchísimo. Claro que como todo tiene sus altibajos, pero no quiero escribir sobre eso por el momento.
Todo comenzó en mi primer día de clases de la universidad hace un poco menos de 4 años, como en Querétaro no había hockey iba con toda la disposición de hacer un equipo ahí, antes de entrar a la universidad mucha gente del departamento de deportes me animó, pero fue en ese primer día de clases que hablé con el director de deportes y me dijo "aquí no hay hockey y nunca va haber". Me dio para abajo, pero no porque un wey diga que no, me iba a frenar. Conforme pasó el tiempo fui averiguando sobre los interambios, quería seguir jugando y el plan original era irme a Canadá, pero el tipo de intercambio no me hacía válida la beca por lo cual no era accesible para mis posibilidades. Pero resulta que había muchas oportunidades para varios campus de California State University, y checando cuáles tenían equipos de hockey y checando que otra cosa ofrecía el campus escogí Long Beach.
Todo parecía estar listo para estar aquí en enero del 2006, pero por una cuestión de tiempos en los trámites me dieron la noticia de que no se iba a poder hasta agosto. Me dió muchísimo coraje en ese entonces, pero una vez más, las cosas pasan por algo. De haberse dado en esas fechas no hubiera podido jugar con el equipo de la escuela porque hubiera llegado a media temporada, no hubiera tenido las amistades que tengo ahora, entre muchas otras cosas.
Faltaban unos cuantos meses para agosto, y la carta de aceptación aún no llegaba, las esperas fueron algo angustiantes, pero al fin llegó, y luego el pinchi nervio a la hora de sacar la visa y el otro pinchi nervio a la hora de partir, cruzar la frontera y llegar a un nuevo lugar donde era un desconocido.
Y muy muy afortunadamente todas las cosas se fueron dando muy bien. Recuerdo el día que llegué, la primera persona que conocí fue una japonesa de nombre Saiko, llegamos juntos a la International House, le dieron su cuarto y luego me dieron el mío. Toqué la puerta de enfrente y ahí estaba un inglés (Ben) todo madreado por el cambio de horario. Tenía hambre y Ben tampoco había comido pero no quizo salir a buscar a un lugar. Bajé de nuevo al cuarto de Saiko y le pregunté dónde podía comer, ella le habló a Sho (otro japonés) y me acompañó a un Jack in the box, muy tímido y propio el Sho en ese entonces, jejeje, ahora ya no tanto, ya se ríe, jeje. Compré un par de hamburguesas, una para mi y la otra para el Ben. Cuando regresé a la habitación se la dí, se puso feliz, pero cuando habrió la bolsa y vio que era una hamburguesa me hace saber que es vegetariano, me da las gracias y nos reimos, jajaja se me hizo muy cagado eso.
Bajé al teléfono para llamar a casa y me encontré con Jamie de Nueva Zelanda y me dice "what's up brother?", bien al pedo ese wey, se me hizo bien raro que me comenzara a hablar chido desde el principio, él sólo estuvo un semestre y me llevé muy poca madre con él.
La semana pasó conocí a Katie también de Inglaterra, a unas chicas australianas que no volví a ver, y en los talleres de introducción conocí a Katherine (la novia de Jamie también de Nueva Zelanda), So Young (una chica koreana) y al francés Rachid.
Y pues ese fue el principio de lo que está por terminar, pero como dice Elminster el sabio, "no hay finales, sólo principios".
Todo comenzó en mi primer día de clases de la universidad hace un poco menos de 4 años, como en Querétaro no había hockey iba con toda la disposición de hacer un equipo ahí, antes de entrar a la universidad mucha gente del departamento de deportes me animó, pero fue en ese primer día de clases que hablé con el director de deportes y me dijo "aquí no hay hockey y nunca va haber". Me dio para abajo, pero no porque un wey diga que no, me iba a frenar. Conforme pasó el tiempo fui averiguando sobre los interambios, quería seguir jugando y el plan original era irme a Canadá, pero el tipo de intercambio no me hacía válida la beca por lo cual no era accesible para mis posibilidades. Pero resulta que había muchas oportunidades para varios campus de California State University, y checando cuáles tenían equipos de hockey y checando que otra cosa ofrecía el campus escogí Long Beach.
Todo parecía estar listo para estar aquí en enero del 2006, pero por una cuestión de tiempos en los trámites me dieron la noticia de que no se iba a poder hasta agosto. Me dió muchísimo coraje en ese entonces, pero una vez más, las cosas pasan por algo. De haberse dado en esas fechas no hubiera podido jugar con el equipo de la escuela porque hubiera llegado a media temporada, no hubiera tenido las amistades que tengo ahora, entre muchas otras cosas.
Faltaban unos cuantos meses para agosto, y la carta de aceptación aún no llegaba, las esperas fueron algo angustiantes, pero al fin llegó, y luego el pinchi nervio a la hora de sacar la visa y el otro pinchi nervio a la hora de partir, cruzar la frontera y llegar a un nuevo lugar donde era un desconocido.
Y muy muy afortunadamente todas las cosas se fueron dando muy bien. Recuerdo el día que llegué, la primera persona que conocí fue una japonesa de nombre Saiko, llegamos juntos a la International House, le dieron su cuarto y luego me dieron el mío. Toqué la puerta de enfrente y ahí estaba un inglés (Ben) todo madreado por el cambio de horario. Tenía hambre y Ben tampoco había comido pero no quizo salir a buscar a un lugar. Bajé de nuevo al cuarto de Saiko y le pregunté dónde podía comer, ella le habló a Sho (otro japonés) y me acompañó a un Jack in the box, muy tímido y propio el Sho en ese entonces, jejeje, ahora ya no tanto, ya se ríe, jeje. Compré un par de hamburguesas, una para mi y la otra para el Ben. Cuando regresé a la habitación se la dí, se puso feliz, pero cuando habrió la bolsa y vio que era una hamburguesa me hace saber que es vegetariano, me da las gracias y nos reimos, jajaja se me hizo muy cagado eso.
Bajé al teléfono para llamar a casa y me encontré con Jamie de Nueva Zelanda y me dice "what's up brother?", bien al pedo ese wey, se me hizo bien raro que me comenzara a hablar chido desde el principio, él sólo estuvo un semestre y me llevé muy poca madre con él.
La semana pasó conocí a Katie también de Inglaterra, a unas chicas australianas que no volví a ver, y en los talleres de introducción conocí a Katherine (la novia de Jamie también de Nueva Zelanda), So Young (una chica koreana) y al francés Rachid.
Y pues ese fue el principio de lo que está por terminar, pero como dice Elminster el sabio, "no hay finales, sólo principios".
1 comentario:
Uy ke triste es decir adios, pero es mejor cuando sabes ke no es mas ke un hasta luego. Ahora sabes ke tu mundo es un pockito mas grande y tu felicidad tiene sonidos diferentes.
Yo recuerdo cuando me fui de Qro al terminar la prepa, me dolio horrible, claro que si no me hubieran regresado no conoceria a mis amigos ni tendria mi maravilloso trabajo y talvez ya no andaria con Memo, ni te conoceria y no estaria haciendo este comment.
Suerte en esta recta final. Besos y abrazos.
Publicar un comentario